La receta tiene muchas variaciones y estilos, desde las cantidades, hasta con qué tipo de pisco se prepara.
El chilcano nació en las casas peruanas, no en los bares. A principios del 1900, los jóvenes de entonces armaban sus jaranas a punta de pisco y la cortaban con chilcanitos. Fue la misma época en que aparecieron otros famosos tragos como el cuba libre, el gin & gin y el gin & tonic. Las primeras ginger ale se importaron en 1891 y para 1898 ya se elaboraban en Perú en fábricas como Las Leonas de la familia Nosiglia, en el Rímac.
Grandes literatos peruanos han incluido chilcanos en sus obras. La mención más conocida ocurre en Conversación en la Catedral (1969), de Mario Vargas Llosa, ambientada en los años 40, con Zavalita tomándose un chilcano al inicio de la novela. También lo menciona Augusto Tamayo Vargas, en su novela Búsqueda (1953). Y grandes artistas, como el pintor iqueño Sérvulo Gutiérrez, fueron amantes del chilcano.
La mayoría de chilcaneros aseguran que la medida perfecta es 1- 3. es decir una medida de pisco y 3 de ginger ale; lo que se podría decir que ingresa a un estándar de cócteles de su clase. También los hay más suaves de medidas 1 – 4 o más fuertes, 1 – 2. También implicará la cantidad de hielo y limón que se añadan. Entonces la receta sería básica es:
1 medida de pisco
3 medidas de Ginger ale
Gotas de limón al gusto
Hielo al gusto
Si bien es cierto, muchos bartenders se sienten cómodos preparando el chilcano con pisco acholado; pero muchos aseguran que no existe un único pisco para su preparación. En resumen, dependerá mucho de los gustos.
Y así como hay variaciones según los gustos, existen diferentes recetas que se han adaptado a esta clásica bebida.
Por ejemplo, el chilcano de maracuyá, de rocoto, de maracumango, de kión y té, etc. Tenemos muchas variaciones.
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Pisco 7.62.